lunes, 26 de mayo de 2008

La búsqueda

Todos buscamos algo. Nuestro devenir pasa por una búsqueda incesante que muchas veces pudiera parecer que pasa desapercibida hasta para el propio buscador. En la búsqueda los motivos se solapan unos con otros. Búsqueda de seguridad, búsqueda de un sentido de la vida, búsqueda del alma gemela, búsqueda de la alegría, de la paz, de quién soy yo, búsqueda de éxito y prosperidad… Pero la búsqueda nunca tiene fin, por eso es búsqueda. Uno se crea y recrea constantemente, segundo a segundo, y en cada nueva creación uno ha de volver a encontrarse . El secreto de la búsqueda es que la búsqueda no tiene secretos y el que deja de buscar encuentra. Dejar de buscar abre una puerta, que es la de encontrar. En el cese de la búsqueda está el regalo y el regalo es el encuentro de uno mismo.
Pudiera parecer que la vida se torna esquiva ante nuestros ojos. Nada más lejos de la realidad. En cambio si nos vemos a nosotros como nosotros los que nos escondemos de la vida, aquí cambia la cosa. Porque uno es creador de su propia realidad. Todo lo que uno busca ya está aquí, ante nuestros ojos. Simplemente pasa que no lo apreciamos porque miramos con los mismo ojos con los que hemos visto nuestro pasado. Para poder ver el regalo de la vida uno debe ser capaz de subir su punto de percepción por encima de lo habitual. Supone cambiar de mundo, cambiar el enfoque, cambiar la forma de ver el mundo de las formas.
La vida no tiene secretos. Es un eterno mar de energía en constante movimiento. Es una gran cosa sin costuras ni rupturas. Es un todo. En la búsqueda de la verdad lo único que hay que mirar es dentro de uno mismo. En este sentido la búsqueda concluye cuando uno se rinde a encontrar. Y cuando se rinde a la búsqueda, milagrosamente encuentra. Nuestra capacidad de percepción es infinita. La cuestión es permitir percibir todo lo que es. En este proceso aparece el primer freno; el miedo.
El miedo no es más que una energía que bien utilizada nos ayuda a dar un nuevo paso en nuestra evolución. Cuando uno busca la verdad se encuentra con sus propias limitaciones interiores. La realidad interior y la exterior es una sola cosa. En la aceptación de lo que uno es interiormente surge la aceptación de lo que uno es también exteriormente. Entonces ambas realidades se fusionan en una sola cosa coherente, fluida y viva. Uno elige cómo ir por la vida. De frente o de espaldas. Cuando uno va de espaldas a la vida lo único que encuentra son señales en forma de enfermedades, golpes del destino, accidentes, despropósitos…que son la manera que tiene la vida de tocarnos e invitarnos a darnos la vuelta, para poder recoger el regalo. Cuando en cambio uno va de frente por la vida, lo único que le queda es recibir los regalos que ésta nos tiene previstos. Fluir supone rendirse a lo que es. Luchar supone crear lo que creemos que es, pero no lo que realmente es.
Lo que es, es tan grande, tan inmenso que la única manera de percibirlo es sintiéndolo en nuestro interior. El chiste de la vida está ahí, delante de tus narices, esperando que te rías con él, que fusiones el chiste de tu vida con el chiste de la vida a tu alrededor.

Una vez estaba en casa y puse mi atención en el corazón. Simplemente deseaba descubrir el secreto que reside dentro de mi corazón. Comencé a ver un cono de color rojo-rosado que se profundizaba cada vez más hasta que llegué para mi sorpresa a percibir una carcajada que parecía que venía del centro del universo. ¡Una carcajada!. Los maestros dicen que Dios rió, y nosotros portamos la carcajada de esa risa primigenia en nuestro interior. Es verdad. Lo único que se resiste a ver la vida como realmente es, es nuestro personaje, el ego, el sentido del yo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Simplemente me quedo con la frase: "el que deja de buscar encuentra..". me siento sumamente identificada con esta frase que resume mi estado actual..tanto buscar, buscar para nada...y creánme qué difícil es dejar de buscar..

Un beso de Aliyuris para todos