sábado, 31 de mayo de 2008

La auto-aceptación

La aceptación.

Todo proceso de desarrollo personal y espiritual pasa por la auto-aceptación. Al aceptar mi existencia estoy aceptando todo lo que existe, estoy aceptando al otro, estoy diciendo sí al hecho de vivir aquí y ahora. Pero ¿qué debo aceptar? ¿mi personaje, mi rabieta, mi realidad…? ¿también he de aceptar lo que no me gusta?
Aceptar es aceptar y elegir es otra cosa. Cuando uno acepta lo que es, independientemente de lo bonito o lo feo que resulte, está abriendo una puerta hacia el cambio. Cuando acepto el ahora, recupero el poder del ahora y la energía necesaria para cambiarlo. Cuando no acepto el ahora, lo único que logro es postergar la misma situación por tiempo indefinido. Somos creadores de nuestra realidad, de la bonita y también de la fea, nos guste reconocerlo o no. El universo hace de todo menos pelear contigo. Si quieres que una cosa sea de una manera determinada, así será. Eres creador, co-creador con el universo. De hecho tú eres tu propio universo.
Aceptar es decir sí a la vida.

lunes, 26 de mayo de 2008

La búsqueda

Todos buscamos algo. Nuestro devenir pasa por una búsqueda incesante que muchas veces pudiera parecer que pasa desapercibida hasta para el propio buscador. En la búsqueda los motivos se solapan unos con otros. Búsqueda de seguridad, búsqueda de un sentido de la vida, búsqueda del alma gemela, búsqueda de la alegría, de la paz, de quién soy yo, búsqueda de éxito y prosperidad… Pero la búsqueda nunca tiene fin, por eso es búsqueda. Uno se crea y recrea constantemente, segundo a segundo, y en cada nueva creación uno ha de volver a encontrarse . El secreto de la búsqueda es que la búsqueda no tiene secretos y el que deja de buscar encuentra. Dejar de buscar abre una puerta, que es la de encontrar. En el cese de la búsqueda está el regalo y el regalo es el encuentro de uno mismo.
Pudiera parecer que la vida se torna esquiva ante nuestros ojos. Nada más lejos de la realidad. En cambio si nos vemos a nosotros como nosotros los que nos escondemos de la vida, aquí cambia la cosa. Porque uno es creador de su propia realidad. Todo lo que uno busca ya está aquí, ante nuestros ojos. Simplemente pasa que no lo apreciamos porque miramos con los mismo ojos con los que hemos visto nuestro pasado. Para poder ver el regalo de la vida uno debe ser capaz de subir su punto de percepción por encima de lo habitual. Supone cambiar de mundo, cambiar el enfoque, cambiar la forma de ver el mundo de las formas.
La vida no tiene secretos. Es un eterno mar de energía en constante movimiento. Es una gran cosa sin costuras ni rupturas. Es un todo. En la búsqueda de la verdad lo único que hay que mirar es dentro de uno mismo. En este sentido la búsqueda concluye cuando uno se rinde a encontrar. Y cuando se rinde a la búsqueda, milagrosamente encuentra. Nuestra capacidad de percepción es infinita. La cuestión es permitir percibir todo lo que es. En este proceso aparece el primer freno; el miedo.
El miedo no es más que una energía que bien utilizada nos ayuda a dar un nuevo paso en nuestra evolución. Cuando uno busca la verdad se encuentra con sus propias limitaciones interiores. La realidad interior y la exterior es una sola cosa. En la aceptación de lo que uno es interiormente surge la aceptación de lo que uno es también exteriormente. Entonces ambas realidades se fusionan en una sola cosa coherente, fluida y viva. Uno elige cómo ir por la vida. De frente o de espaldas. Cuando uno va de espaldas a la vida lo único que encuentra son señales en forma de enfermedades, golpes del destino, accidentes, despropósitos…que son la manera que tiene la vida de tocarnos e invitarnos a darnos la vuelta, para poder recoger el regalo. Cuando en cambio uno va de frente por la vida, lo único que le queda es recibir los regalos que ésta nos tiene previstos. Fluir supone rendirse a lo que es. Luchar supone crear lo que creemos que es, pero no lo que realmente es.
Lo que es, es tan grande, tan inmenso que la única manera de percibirlo es sintiéndolo en nuestro interior. El chiste de la vida está ahí, delante de tus narices, esperando que te rías con él, que fusiones el chiste de tu vida con el chiste de la vida a tu alrededor.

Una vez estaba en casa y puse mi atención en el corazón. Simplemente deseaba descubrir el secreto que reside dentro de mi corazón. Comencé a ver un cono de color rojo-rosado que se profundizaba cada vez más hasta que llegué para mi sorpresa a percibir una carcajada que parecía que venía del centro del universo. ¡Una carcajada!. Los maestros dicen que Dios rió, y nosotros portamos la carcajada de esa risa primigenia en nuestro interior. Es verdad. Lo único que se resiste a ver la vida como realmente es, es nuestro personaje, el ego, el sentido del yo.

jueves, 15 de mayo de 2008

La ilusión

La mente es una herramienta maravillosa que nos ayuda a integrar lo que nuestros sentidos recogen en un orden coherente y comprensible para crear nuestra realidad. Su función no es más que la de organizar y facilitar procesos de creación. Ha de trabajar conjuntamente con el resto de nuestros cuerpos, es decir, el cuerpo emocional, el físico y el espiritual. Y su poder es ilimitado. Ahora bien, cuando le damos demasiada importancia a la mente, cuando le hacemos demasiado caso, puede volverse en contra de uno mismo. Identificarse con la mente puede ser un problema porque la mente nunca va a estar en paz salvo cuando alcanza el silencio. Pero mientras eso no ocurra, mientras la mente siga lanzando pensamientos y tú les sigas haciendo caso, no descansarás realmente, ni sabrás lo que es la vida, porque la vida está en todos lados menos en tu cabeza.

La mente interpreta, la vida es.

El personaje se identifica, el alma sabe quien realmente es.

En el caos hay un orden.

Quien deja de buscar encuentra.

El tiempo, la ilusión del tiempo sólo existe en la mente. Por eso la mente sólo existe en el futuro. Te puede ayudar como ejercicio atraer tu percepción de la realidad a los 10metros que tienes por delante, es decir, pon atención a lo que tienes inmediatamente delante de tus narices, no más. No hay otra cosa mejor que hacer.

Hay un cuento que dice algo así como...

- Maestro, cuando como me doy cuenta de cuán inmenso es el universo, cuando leo me imagino colores maravillosos ocupando el espacio, cuando respiro percibo las formas maravillosas que pueblan este mundo y cuando duermo me imagino el lugar más hermoso dentro mío...pero aún así maestro no me siento en paz ni tranquilo. ¿Cuál es tu secreto maestro? Dime, ¿cómo consigues esa paz inmensa y esa armonía?

- Y dijo el maestro sonriendo - Yo, cuando como, como, cuando leo, leo, cuando respiro, respiro y cuando duermo, duermo.



Amigos, en el aquí y ahora nunca nos falta de nada.